¿Qué debes esperar del primer contacto con un abogado?

Si caemos en los estereotipos de los abogados enclavados en sus despachos caros, la respuesta es fácil, perder tiempo en trasladarte, perder tiempo en conseguir la cita, invertir dinero a cambio de la información que el profesional te aporte. A mí me gusta que quien contacte conmigo, obtenga más, obtenga una sensación de estar “a salvo”. No quiero caer en la generalización, no quiero hablar de otros. Te explico cómo debería ser ese primer encuentro con tu abogado, para que te vayas con muy buena sensación, pensando “ya tengo abogado”. 

En el mundo que vivimos y con los medios que tenemos, ahora es más posible que nunca que ese primer contacto sea por teléfono (porque no tengas tiempo de citas presenciales o porque residas en el extranjero), por video llamada (demasiadas cosas que hacer para sacar tiempo para el desplazamiento y acudir a un despacho) o presencial (si tienes la suerte de tener tiempo). 

A mí, personalmente, me da igual como tener esa primer “reunión”, ya que mi objetivo como abogada es saber si te puedo ayudar. Porque efectivamente, sino te puedo ayudar, te lo diré y te daré las razones.  No te haré perder el tiempo, me encantará decirte “no tienes de qué preocuparte, no me necesitas”. 

En la primera reunión, quiero saber de la problemática, y por tanto en el 45% de la conversación el que hablas eres tú, y yo, escucho, tomo notas, y de forma excepcional te interrumpo para aclarar las cuestiones que no me queden claro. Mucha gente viene con el problema tan interiorizado que no son capaces de contarme la historia de forma ordenada y cronológica, pero eso no es un problema, porque mediante preguntas sencillas podré tener todos los datos necesarios. 

En este momento de la entrevista, te haré una pregunta, ¿cómo quieres solucionarlo? Que hayas contactado con un abogado puede ser porque:  i) no sabes si tu situación es un problema legal, ii) porque sabes que tienes un problema legal, y sabes cómo puedes solucionarlo, pero quieres que alguien intervenga en tu nombre, iii) porque sabes que tienes un problema legal pero no sabes cuales pueden ser las soluciones. 

Una vez que sé cual es el problema y lo que quieres, solo puedo hacer mi trabajo. Darte la información necesaria para que entiendas cuan importante es el problema, las opciones de solución que existen y en qué consisten cada una. Esto suele ocupar un 30% de la conversación.

Si la persona que tengo enfrente ha estado cómoda en este primer contacto, es muy posible, que me haga preguntas, o me pida una recomendación. Todas las preguntas son bienvenidas, el derecho, las negociaciones, los procesos judiciales son complicados y la simplicidad y el entendimiento nos permite enfrentarnos sin miedo a ello. Yo no hago recomendaciones, sino que tras valorar todos los elementos puedo explicarte ventajas y desventajas de las opciones que te he planteado. 

Por último, y en casi todas estas reuniones, ¿se encuentra la pregunta “y esto cuanto me va a costar?”. A veces no se puede decir en la primera reunión, sobre todo en los supuestos específicos que conllevan un cierto estudio, pero siempre puede darse una estimación orientativa. El precio que te den en esa reunión nunca será el definitivo. Como buena abogada, te pido que los honorarios de tus abogados los tengas recogidos en un documento por escrito, y eso debe hacerlo tu abogado una vez decidas contratarlo.

Recuerda quien eliges eres tú. 

Escuchar y entender. 

Ser cercano y accesible.

Tener medios y capacidades

Ser transparente.

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