EL PRECIO DE UN ABOGADO

EL PRECIO DE UN ABOGADO

No existen muchos posts sobre el precio o los honorarios (como se llama en el sector) de los servicios de un abogado.  A todos nos trae de cabeza el precio de las cosas, nos cuesta pagar sin saber lo que vamos a recibir, y eso en el sector de la abogacía suele ser un habitual. Cuando tienes un problema quieres solucionarlo, pero ¿cómo puedes valorar el trabajo de la persona que te ayuda?, ¿cómo valorar la preocupación que te ahorras?, ¿cómo valorar el tiempo que no has tenido que perder en solucionarlo?

El origen de los honorarios profesionales son los libros de honorarios mínimos o los criterios orientadores de los distintos colegios profesionales de abogados, si bien, estos han dejado de ser de obligado cumplimiento por haberse considerado contrarios a la libre competencia , y ser contrarios a la Ley de Colegios Profesionales. Aquí os dejo la resolución por si os interesase.

Ahora hablaré desde la libertad. El precio. Un concepto difícil de entender en un sector como el de la abogacía. El precio de un servicio jurídico puede valorarse de distinta forma.

Puede ser por precios cerrados que suele asociarse a un procedimiento especifico, un asesoramiento en la redacción o revisión de contratos,  u otros servicios cuyo trabajo está acotado.

Cuando el procedimiento judicial que se va a llevar tiene varias fases, se pueden dar precios que se desglosan por cada una de ellas, o incluso por cada una de las actuaciones . En el caso de  procedimientos con cuantías a reclamar altas pueden cerrarse unos honorarios iniciales, y unos honorarios variables en función del resultado del procedimiento, sobre la condena económica.

Ante la inaplicabilidad obligada de los criterios de orientadores, yo he definido un proceso para aplicar mis propios criterios para la determinación del precio.  

En primer lugar, es necesario identificar el tipo de trabajo a realizar para establecer la forma de presupuestar. No es lo mismo preparar una demanda que conlleva un trabajo jurídico especifico de estudio, de recopilación de datos, pruebas y un diseño de estrategia, o iniciar un  proceso de negociación, o realizar una revisión o redacción de un contrato.

En la asistencia letrada en un procedimiento, se deben considerar las fases de este, que suele ir en la presentación de la demanda, vista previa/juicio. Normalmente en estos supuestos doy un precio cerrado de cada fase. En estos casos, para la fijación de precio hay que tener en consideración la cuantía del procedimiento y la complicación del caso.

Las negociaciones siempre son más difíciles de presupuestar, pero yo en eso lo tengo claro,  y estimo unos honorarios iniciales para el inicio de esta, y después un importe variable conforme al resultado de la negociación.

En el asesoramiento o el cierre de trabajos específicos cerrados, suelo dar un precio cerrado por la estimación de horas que ese trabajo me va a llevar y es un precio cerrado y predefinido.

Como ya sabéis, soy una persona que busca la eficacia y la eficiencia , por tanto, para definir la cuantía de los honorarios realizo una estimación previa del tiempo ( suelo atinar)  que me va a llevar la actuación correspondiente. Establezco el precio de la hora, y lo aplico al tiempo efectivo que invierto contando minutos y en el trabajo jurídico invertido. Al final consiste en identificar el coste real del tiempo.

Y por último, intento aportar flexibilidad en la forma de pago. Nadie por falta de recursos económicos, o por tensiones en su liquidez, debiera quedarse sin poder tener acceso a un abogado en el que confía, por ello, siempre intento dar las mayores facilidades de pago.

Muchos empresarios hablan de la necesidad de analizar los precios de la competencia, y efectivamente es importante, sin embargo, en los servicios de un abogado, no coincido. La competencia no siempre es comparable ya que no solo se valora la profesionalidad, sino que entran elementos subjetivos ya que debes confiar en tu abogado. Cada persona es distinta, y lo que se busca y/o valorar en un abogado pueden ser características distintas, por tanto la comparación de la competencia tiene sus limitaciones.

De la misma forma que los criterios orientadores vulneran la libre competencia, tengo la convicción de que los precios deben ser calculados de forma honesta, y además obviar valorar las posibilidades de pago del cliente, sino que deben ser aplicables al trabajo eficientemente hecho. .Por eso, los precios que aplico son iguales para mis clientes, independientemente a su nivel adquisitivo.

La determinación de los honorarios profesionales, en mi caso, siempre se van a basar en una honestidad que el cliente debe recibir desde el primer momento. El trato con el cliente debe ser de respeto mutuo, y debe conocer el precio del servicio profesional desde el principio. El trabajo como abogada es importante para los clientes, y el tiempo que invierto debe ser de calidad y aplicado con el tesón necesario para lograr soluciones y si esta no fuera inmediata, al menos conseguir que el cliente gane en tranquilidad.

No quiero hacer una declaración de intenciones sobre los precios de abogados, sino que mi forma de fijar los precios se basa en tres elementos importantes para mí y para mi cliente: la confianza, la eficacia de mi trabajo y el valor del tiempo. Bajo estas premisas, hay que perder el miedo a contactar con un abogado y preguntar los precios, porque muchos, entre ellos yo, aplico variables y baremos que son equilibrados al servicio prestado.

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